Llega el día en el que te decides ampliar la familia, ya lo tienes más que pensado. Te enamoras de todos, pero allí está, capta tu atención, te mira tímidamente, tú te acercas, él viene a ti poco a poco, levanta su hocico y lo ladea al aire… al momento te enamoras.

Llevas días practicando truquillos básicos que has aprendido para educarlo, tienes muy claro que no va a subir al sofá, ni que va a dormir contigo en la cama. Y le has comprado, con toda la ilusión del mundo, sus primeros juguetes y su camita.

 

Pasan los días y ves que tu relación con él empieza a tener una conexión que solamente tú y él sois capaces de entender. Empieza a haber ese amor paternal o maternal, tú aún no eres consciente pero ya te ha camelado por completo.

Tienes muy claro que él tiene su comida y nada de subir las patitas a tu falda para a ver si cae alguna recompensa. Y de repente, un día se queda en casa de los abueletes y aprende muy rápido eso de ser un mimado debajo de la mesa. Y todo cambia, parece que no se acuerda de las normas de casa, y para qué negarlo, tú, como quién no quiere la cosa, te vuelves un poco más tierno y alguna cosa cae de tanto en tanto. Lo mejor de todo es que finalmente te ves haciéndole galletitas caseras, mientras menea la cola y le susurras: - Sí, esto es para ti.

 

Cuando llega el fin de semana, momento ideal de ver una película o serie favorita, se acerca sigilosamente, lo miras de reojo (y él lo sabe). Al principio solo es una pata, y luego, sin querer, se apodera de tu rincón. Lo mejor de todo es que prefieres estar  en la punta del sofá mientras lo ves a pata suelta disfrutando de su nuevo trono conquistado (para siempre).

 

¿Y que decir del Domingo? Ese día que te gusta estar un ratito más en la cama… pero por él, eres capaz de madrugar y aprovechar el día paseando por la ciudad o el campo, cambias tus rutinas para adaptarte a él porque su felicidad es una prioridad. Sí, reconócelo, hasta eres capaz de acabar antes tus salidas nocturnas para no dejarlo tantas horas solo en casa.

¿Y cuando llega el momento de pensar en las vacaciones? Por supuesto él está incluido en la aventura y que a nadie se le ocurra no pensar en él. Nunca te habías imaginado que habrían tantos lugares dog friendly, y te encanta la idea de compartir un buen viaje en coche en la mejor compañía perruna.

 

 

Siempre que puedes te lo llevas a todas partes, para tomar algo con los amigos, de compras, para hacer algún recadillo que otro, y es que cuando lo ves con esa mirada de pena, esa colita tímida, vaya, que no te atreves a cerrar la puerta sin más. ¡De entre tus libros, siempre hojeas la guía SrPerro para descubrir nuevos rincones de tu ciudad e ir bien acompañado!

 

 

Bueno, y ¿qué sucede cuando pasas por la tienda (que por supuesto él reconoce por los premios que caen del cielo)? Siempre hay un caprichito que comprar, no lo niegues. Ya sea para Navidad, para celebrar su cumpleaños, o porque es Viernes y estás más feliz que una perdiz porque puedes compartir más momentos con él, nunca es mal momento para consentirlo (solo un poquito).

Por no hablar de tus redes sociales, ¿podría ser que aparezca él más que tus amigos o familiares? Y si rizamos el rizo, seguramente le habrás hecho una cuenta de Instagram donde se monta sus monólogos con las aventuras diarias, a parte de ser el prota en el Stories!

 

 

Admítelo, ¡es uno más de tu familia!

Nosotros nos dimos cuenta que teníamos #perrhijos cuando vimos que éramos capaces de hablarles con toda normalidad ¡hasta haciéndoles preguntas! Porque claro está, que ellos nos escuchan atentamente.

¿Todo lo que has leído te es familiar? Anímate a dejar un comentario. ¡Nos encantará conocer alguna anécdota perruna!

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